domingo, 23 de noviembre de 2008

Expresión plástica. Un bonito estandarte.

Esta entrada o parte de ella ha sido publicada por Carlos Cabrero Muñoz en la revista Ser Padres Hoy.

En la expresión plástica nos servimos de distintos elementos y materiales para expresarnos, nos embarcamos en un proceso no de creación de obras maestras sino sobre todo de expresión libre; nuestros trabajos se ven claramente influenciados por nuestra afectividad, habilidades y destrezas, aparte de nuestra imaginación y estética.
Con los siguientes ejercicios , te mostraré como hacer un precioso estandarte, además de conseguir que tu hijo pase un buen rato y contribuir a su desarrollo plástico, tendrás una idea de su grado de madurez. Las habilidades corresponden a niños en torno a los tres años.

Un bonito estandarte
(A partir de 3 años)

Preparativos

- Una cartulina grande. Deja que tu hijo decida el color pero que sea claro ( No olvides que después se va a dibujar sobre ella). También se puede utilizar papel fuerte de embalaje.

- Un pincel de pelo duro, grueso. Ideal sería uno de 18mm aproximadamente de ancho y con un mango que no sea muy largo.

- Pintura de témpera. Se aplica fácilmente con el pincel e incluso con la propia mano. Se lava con agua.

- Rotuladores gruesos. Los hay lavables.

- Folios o DIN A4 blancos.

- Tijeras de punta roma.

- Arcilla o plastilina. La arcilla es excelente para esta edad, permite manipular un material tridimensional que puede ser apretado, estirado, comprimido y golpeado. La plastilina es de fácil manejo y se presenta en una gran variedad de atractivos colores.

- Una manzana con la que haremos bonitos estampados.

- Pegamento de barra.

- Una aguja de lana e hilo fuerte (lana o bramante).

Procedimiento

. Vamos a dar forma al estandarte; para ello tomamos la cartulina; la doblamos por la mitad; en la doblez marcamos 30 centímetros - Esa es la anchura del estandarte -; trazamos un rectángulo y lo hacemos terminar en punta - Más o menos como te indicamos -, cortamos y ya tenemos el estandarte, nos falta decorarlo.



Realizaremos nuestro juego-test sobre una de las caras.

Vamos a trabajar la base, la parte triángular. Con un rotulador traza, arriba, una línea horizontal. Pide a tu hijo que dibuje otra igual debajo.



. A continuación, dibuja un círculo con un punto en el interior del "triángulo" y haz que tu hijo haga otros, a su manera, por todo su espacio.


. Delimita con doble línea, separadas entre sí unos 3 cm, el espacio restante: un rectángulo. Marca un punto entre las dos líneas y pídele que cierre el espacio intermedio trazando una línea hacia delante y procurando no salirse. Luego tiene que rellenarlo de color. Tomemos el pincel. Deja que tu hijo elija el color; no te importen las mezclas ni los colores “raros”; a esta edad el color no va asociado a la realidad.


. En el rectángulo traza una diagonal. Adornemos la parte inferior a la diagonal. Corta la manzana, hazlo con distintas formas y mánchalas con pintura de témpera. Deja su huella sobre un papel y con aquella que os guste más haz un estampado. El niño seguirá la tarea.



. Vamos con la parte superior de la diagonal. Di a tu hijo que dibuje en folios a aquellas personas que quiere tener en su bandera. A esta edad da nombre a sus garabatos y tiende a representar con círculos la figura humana. Delimitaremos los dibujos para facilitar su recorte. Las siluetas de los personajes, irregularmente recortadas, serán pegadas sobre el estandarte.






A continuación lo colocamos sobre la percha, pegándolo en la parte inferior.


. Hagámoslo aún más bonito. Pásale la arcilla o la plastilina. Indícale el modo de hacer bolas con las que luego podrá formar una cortina para la puerta. Cuando las tenga hechas, hazles un agujero lo suficientemente grande como para que pueda ensartarlas.
Ayúdale en la longitud de las “tiras” y cuélgaselas en la percha a ambos lados del estandarte.


Ya tenemos decorada una de las caras; para la otra, a no ser que te lo pida, deja libertad de acción al pequeño.

¿Es tu hijo un superdotado?



Esta entrada o parte de ella ha sido publicada por Carlos Cabrero Muñoz en la revista Ser Padres Hoy



No es tarea fácil reconocer un superdotado. Los padres sí percibimos si nuestro hijo es más o menos despierto, si hace - si así fuera- cosas que no suelen hacer los niños de su edad pero nuestros pensamientos no van más allá, normalmente hay que esperar a que el niño lleve unos años escolarizados para calificar al niño de superdotados y casi siempre es el Centro donde el niño cursa estudios el que da la voz de atención. La superdotación intelectual debe detectarse lo antes posible, cuánto más tarde se detecte, más difícil será intervenir de forma adecuada, estimulando sus cualidades y prestando especial atención a su desarrollo personal; en no pocas ocasiones, la presión del exterior llega a provocar en ellos problemas emocionales y de adaptación: Unas veces son los padres los que conocedores de sus capacidades "superiores" no cesan en sus exigencias provocando situaciones de fracaso, ansiedad y depresión; otras, son los compañeros los que le consideran un bicho raro con el que nada tienen en común, facilitando su aislamiento; otras veces, son ellos mismos, con su carácter peculiar, crítico con lo que les llega, afán de perfección, distracción -Abstraídos en su mundo llegan a pasar largo tiempo sin hacer nada o distrayendo a los demás- la chispa que genera no pocos conflictos internos. En el Sistema Educativo, los alumnos con sobredotación intelectual son considerados Alumnos con Necesidades Educativas Especiales (Alumnos para los que hay que diseñar adaptaciones curriculares, programas adecuados a su evolución así como una flexibilización del periodo de escolaridad).

¿Pero qué es un superdotado?. Si echamos mano de la bibliografía, nos encontraremos definiciones como "Superdotado es aquel sujeto cuyo C.I (El cociente intelectual es la relación entre el nivel de inteligencia de un individuo y el promedio de inteligencia de los individuos de su edad. Se obtiene realizando una valoración psicológica de la inteligencia del individuo) es superior a 130." Pero la mayoría de los autores van más allá: Se define al superdotado como un sujeto con una facilidad para aprender superior a la mayoría, creativos, con originalidad de pensamiento y poco convencionales, poco corrientes, y fuerte implicación en la tarea, persistencia y alto grado de dedicación ante algo que le interesa. En sus manifestaciones, nos encontramos con niños con un buen dominio del lenguaje tanto en comprensión como en expresión, vocabulario muy rico para su edad, destreza superior para resolver situaciones problemáticas, curiosidad e interés por todo - suelen ser preguntones-... Son, en definitiva, sujetos que poseen capacidades y actitudes superiores a la media general. Más concretamente, nos encontraremos con niños que gatean y dicen su primera palabra a los seis meses; con niños que con dos años y medio cuentan hasta 10 y recortan con tijeras; con niños que a los tres años deciden con que ropa vestirse; con niños que con 4 años andan en bicicleta o ya leen un libro con facilidad; o niños con 5 años que son capaces de leer cifras de cinco o más dígitos. Pero ojo, es frecuente que se confunda a sujetos con talentos específicos (habilidades para algo concreto, específico: talento académico, matemático, musical, artístico, los calculadores de calendario - sujetos por otro lado deficientes mentales -, etc.) con sujetos superdotados - Este es un concepto más amplio -.

Te presento una serie de ejercicios que si tu hijo, con 3 años, resuelve, son indicadores que inducen a pensar la existencia de sobredotación. Sería conveniente que acudieras a los profesionales de la materia para así poder obtener resultados más concretos y profundos.

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¡A DIBUJAR CHICOS!

Provee a tu hijo de un lapicero y una hoja de papel. Para evitar las posibilidades de copia, antes de comenzar retira todas las ilustraciones, libros u otro material que le pueda servir de modelo.
Dale las siguientes instrucciones: “En el papel que tienes debes dibujar un hombre. El dibujo más bonito que puedas. Dibuja con mucho cuidado, tienes todo el tiempo que necesites. Hazlo con entusiasmo y verás que dibujo más bonito te sale.”
Puedes animar al pequeño con comentarios del tipo “Estás dibujando muy bien”, pero debes de evitar toda clase de sugerencias, críticas o apreciaciones haciendo notar a tu hijo los errores u olvidos en su dibujo. Si él te pregunta, limítate a responder “Hazlo como mejor te parezca”. Puede ocurrir que el uso excesivo de la goma, las borraduras, estropee el dibujo no dejándolo ver, dale otra nueva hoja para que lo vuelva a hacer.

Se considera el ejercicio como positivo si dibuja la figura humana con cabeza, tronco y cuatro extremidades.

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PASEO EN ELEFANTE

Luís se divierte paseando en elefante, con él van sus mascotas. Amplia la escena y corta por las líneas indicadas; obtendremos un puzzle de 20 piezas.

Sitúa las piezas sobre la mesa, más o menos de la siguiente manera:





Da la siguiente consigna: "Junta las piezas para que se forme esta imagen de Luís y sus mascotas con el elefante - señalando y dejando ver la ilustración ya confeccionada -"

Se considera el ejercicio conseguido si se construye correctamente el puzzle.

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EL ALFABETO

Se trata de identificar las letras del alfabeto. Da la siguiente consigna: "Nombra y rodea todas las letras del abecedario que conozcas"



Se da el ejercicio como positivo si conoce e identifica al menos 20 letras.

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NOMBRAR COLORES

Pide a tu hijo que nombre el color con que está coloreado cada uno de los siguientes dibujos.



Se considera el ejercicio como correcto si nombra los doce colores.

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EL TREBOL

Vamos a necesitar cartulina verde, un rotulador, tijeras, pegamento y papel o cartulina que no sea de color verde para el fondo.

Toma la cartulina, recorta tres rectángulos de 15 cm x 10 cm aproximadamente y una tira delgada y larga que pueda hacer las veces de pedúnculo y que pegamos sobre el papel de fondo. Pliega cada rectángulo del modo que te indicamos en el dibujo y marca sobre ella el contorno que delimita la mitad de un corazón.



Da la siguiente consigna: "Voy a enseñarte como formar un trébol pegando tres corazones sobre este papel. Primero tienes que conseguir los corazones, recorta por aquí - señalando la línea que delimita el corazón -". Una vez conseguido el primer corazón se pega sobre el pedúnculo y se le invita a que haga lo mismo con los otros dos. "Ves, ya tenemos un precioso trébol".

Se valora la prueba como positiva si recorta y pega los tres corazones.
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EL NÚMERO PROHIBIDO

"Aquí tenemos un precioso tren; cuenta, empezando por la máquina las partes que tiene". "Muy bien. Ahora, vamos a tapar el vagón número 4 y vuelves a contar pero cuando llegues a 4 no debes decir Cuatro, el número 4 está prohibido nombrarlo, en su lugar vas a dar una palmada. Empieza ya". Se hace un ensayo. Una vez entendido el ejercicio, se realiza para los números 3, 5, 8 y 9.

Se valora el ejercicio como positivo si primero enuncia la serie completa y después lo hace sustituyendo el número prohibido por la palmada.

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El Chito, Percho o Tula

El chito, es un juego popular que consiste en lanzar un disco metálico (tejo, tanga, tostón, etc.) contra un cilindro (o pieza similar tallada de madera llamada chito o tanga) a una distancia de 22 metros; encima del chito se coloca una moneda.




El chito, con diferentes nombres, es un juego conocido y practicado en toda España, aunque presenta numerosas variantes de unas zonas a otras. Al ser un juego popular y no reglado más que por la tradición, se practica de forma peculiar en cada región, pudiendo encontrarse diferencias incluso entre municipios vecinos. También los Reglamentos pueden variar de unas provincias a otras.

En tierras segovianas, al cilindro de madera se lo llama únicamente "chito", y a los discos metálicos (pues son 2 en cada tirada) se los llama tangas. Normalmente las 2 tangas son diferentes: una, un poco más pesada que la otra, se tira primero para "arrimar", y luego la otra "a dar", aunque hay jugadores que prefieren hacerlo a la inversa. Si se juega por parejas, el primer jugador tira las dos tangas a dar, y su compañero arrimará . La distancia a la que se tira el reglamento la estipula en 22 metros, que se miden mediante 22 zancadas. El terreno de juego es la calle. El orden de tirada se establece "tirando a mano",lance que consiste en tirar a la inversa, es decir, del chito al "pato" (piedra, madera o raya en el suelo que señaliza el lugar desde el que deben tirar los jugadores al chito). El jugador o pareja que deje la tanga más cerca del pato (por eso este lance se llama también "tirar al pato" o "tirar a arrimar") comienza el juego, y luego los demás según el orden de arrimada. Para tirar a mano se tira sólo una tanga por jugador o pareja. El orden importa mucho, pues jugando de a dinero puede resultar que el último jugador o pareja tenga que poner varias veces antes de tener ocasión de jugar, si los jugadores anteriores "la dan" y "se la llevan".

Cada jugador tira por turno dos tangas. El objetivo del juego es tirar el chito y ganarse el dinero ("llevársela"). Para llevársela, las monedas tienen que estar más cerca de la tanga que del chito, lo que a menudo se ve a simple vista, pero en algunas ocasiones hay que recurrir a "medirla", lo que, según la distancia, se hará recurriendo al cinto o a una cuerda, o si está más lejos, echando pasos, pies, manos y dedos. Si tira el chito con la primera y "se la lleva" (es decir, las monedas quedan más cerca de la tanga que del chito), recoge el dinero, se levanta el chito y todos vuelven a poner para que tire la segunda. Si tira el chito con la primera tanga, pero no se la lleva, tiene que tirar la segunda, y puede hacerlo de dos maneras: o "a arrimar", es decir, procurando dejar la segunda tanga más cerca del dinero que el chito; o "a dar", es decir, a dar al chito para alejarle más de las monedas y llevársela con la posición de la primera tanga. Si se juega de a parejas, el primer jugador puede dejar la mano a su compañero si él no la gana, cosa que se hace habitualmente, salvo cuando la tirada es difícil y merece más la pena levantar el chito. Siempre que se levanta el chito hay que "poner" (poner cada uno su moneda encima del chito), si se la han llevado; o "engordar" (poner, pero cuando se ha tirado el chito y no se la han llevado o no se lo han llevado todo, pues a veces sucede que las monedas salen desparramadas al tirar el chito y unas quedan más cerca de la tanga, pero otras no, en cuyo caso el jugador correspondiente sólo se lleva las primeras.

Un lance destacado del juego, por su dificultad, es el denominado "morro". Se produce morro cuando al tirar el chito queda en contacto con una tanga, ya sea por quedar encima, debajo o tocándola de lado. Si el jugador no desmorra en su tirada, no se lleva nada, independientemente de la posición del dinero, hay que engordar y poner el chito tumbado y de perfil, con las monedas detrás, hasta que un jugador le dé y le desmorre, se la lleve o no. En este lance es importante saber rastrear, es decir, tirar las tangas de forma que vayan a ras de suelo.

Si durante la partida un nuevo jugador quiere incorporarse al juego, tiene que esperar a que alguien se la lleve; entonces pone ("poner" es dar su moneda al chito) y va inmediatamente detrás del jugador que se la ha llevado, pero en el siguiente reo, es decir, tiene que esperar un turno completo para empezar a tirar, pues todos los jugadores antiguos tienen que tirar antes con su dinero.

Mejora su autoestima, hazle ver que es la persona más guay

Esta entrada o parte de ella ha sido publicada por Carlos Cabrero Muñoz en la revista Ser Padres Hoy.

¿Qué es lo mejor que puedo hacer para ayudar a mi hijo a triunfar en la vida? La respuesta no admite duda: “Enseñarle a creer en sí mismo”. El éxito se consigue con los “Yo puedo hacerlo”, no con los “no puedo”. La autoestima, la confianza en sí mismo y en los otros, la capacidad de encontrarse bien con lo que se hace, el hecho de saberse y notarse querido y aceptado, la aceptación del reto, la motivación por el logro, la capacidad de aceptar los propios fallos... es en las edades más tempranas cuando empieza a moldearse. Entre los 3 y los 10 años su autoestima empieza a depender menos de cómo lo ven los demás y del afecto de estos, comienzan a influir más las ideas propias, la satisfacción de realizar la actividad y los logros conseguidos. En todo caso, recibirán autoestima si reciben amor; todos los niños necesitan amor incondicional y saber que se les quiere por lo que son y no por lo que hagan. Ese sentimiento de sentirse valioso es lo que les va a hacer más o menos resistentes a los errores y experiencias negativas.

La actividad que te propongo, para niños de 3 años a 10 años, con ayuda los más pequeños, es un excelente recurso para ayudar a tu hijo a creer en sí mismo, a contemplar la vida desde una perspectiva positiva, de superación de sí mismo; se trata de ayudarle a que sea lo mejor que pueda ser.


LA PERSONA MÁS GUAY

El nombre de tu hijo es muy importante para él y se debe usar frecuentemente cuando se le habla. En esta actividad le vamos a dar un pequeño toque artístico. Para ello rellena un folio con círculos del mismo tamaño. Puntea aquellos círculos que hagan posible la lectura de su nombre una vez coloreados. Puedes proceder de la siguiente manera:

· Escribe con círculos el nombre de tu hijo. Puntéalos.



· Completa el folio con más círculos, todos de igual tamaño.




. Después explícale: “En esta hoja está el nombre de la persona más guay de este mundo. No se ve pero si coloreamos todos estos círculos que tienen un puntito –señalando los círculos punteados- veremos su nombre. Puedes colorearlos con los colores que más te gusten”. “Adorna” el proceso – “¿Pero quién será esta persona tan importante?, “Me da a mí que va a ser alguien maravilloso”... - y haz una fiesta con la aparición del nombre del niño.

Figure Five Frenzy


Interesante juego que utiliza la matemática básica de una manera creativa. Debes combinar las 5 cartas numeradas hasta obtener el resultado correcto.

Diagnóstico de la lateralidad

Esta entrada o parte de ella ha sido publicada por Carlos Cabrero Muñoz en la revista Ser Padres Hoy.



¿Diestro o zurdo?

Dividamos, imaginariamente, nuestro cuerpo de arriba abajo en dos mitades iguales (derecha e izquierda) pasando por el medio de la cabeza, la cara, el tronco y la pelvis. La lateralidad es la preferencia por el uso de una de estas mitades del cuerpo frente a la otra. Normalmente, la preferencia lateral es determinada por la supremacía de un hemisferio cerebral (Está genéticamente determinada) sobre el otro pero la presión social puede contrariar, o confirmar, con el entrenamiento esta disposición a utilizar una u otra parte del cuerpo.

La adquisición de la lateralidad permite al niño, primeramente distinguir entre la derecha y la izquierda de su propio cuerpo, posteriormente proyectar esta referencia sobre los demás, sobre lo que nos rodea y sobre el espacio y su organización. Se han señalado trastornos de la motricidad, del lenguaje y adaptativos. Así nos encontramos con sujetos que, forzados en el proceso, manejan mejor la mano no dominante (Es el caso de los zurdos obligados a actuar como diestros) a costa de originar pequeños tics o incluso tartamudeos; o sujetos con predominio derecho en las manos e izquierdo en los ojos con serias dificultades para el aprendizaje de la lecto-escritura.

Ya hacia los cuatro meses se deja ver cierta predominancia en el uso de los ojos. Sobre los siete meses una de las manos resulta más habilidosa. Hasta los tres años se habla de lateralidad indiferenciada. De los tres a los seis años es fácil encontrarnos con alternancias en el predominio de una u otra mitad. De los seis, o siete ,a los doce años se da la independencia definitiva de la derecha respecto de la izquierda. La organización de los movimientos, el ajuste motor, exige que un lado tome la dirección y el dominio sobre el otro; la lateralidad cruzada puede ser causa de desajustes; la ambidextreza tampoco parece ser la fórmula ideal. Debemos ayudar al niño a lateralizarse de una manera clara, educando una preferencia hacia al lado derecho si está indeciso o presenta una zurdera muy leve. Pero sin violencia en éste último caso y atentos a la aparición de inconvenientes o trastornos que aconsejen la vuelta a la zurdera.

No es fácil distinguir con claridad la lateralidad dominante en el niño. O porque no está bien definida o porque no tenemos pruebas que nos permitan interpretar con nitidez los resultados. Para describir la lateralidad se examina el predominio de la mano, del ojo y del pie. Te propongo algunos ejercicios que dejarán ver la preferencia lateral de tu hijo.

Predominio manual

· Coge, con una mano, una baraja de cartas. Con la otra mano saca las cartas una por una, tomándolas entre pulgar e índice; tan rápido como creas que tu hijo puede hacerlo las vas dejando en la mesa. Después dale el mazo de cartas al niño y pídele que haga lo mismo.

· Llena una jarra de agua que tu hijo pueda mover sin excesiva dificultad. De repente os va a entrar sed. Asegurándote que no tiene nada en las manos dile que sea él el que llene los vasos.

· Vamos a ensartar objetos (cuentas, macarrones, botones de agujeros grandes...) en un cordón. Explícale primero como se hace.

La mano que saca las cartas, sirve el agua e introduce el cordón es, generalmente, la dominante.

Predominio ocular

· En el centro de un cartón o cartulina, tamaño folio, haz un agujero de las dimensiones de una moneda de quinientas pesetas, más o menos. Pide a tu hijo que con los brazos extendidos sujete la cartulina y siempre con los dos ojos abiertos mire a través del agujero un objeto determinado. Sin perder de vista el objeto dile que vaya acercando, despacio, la cartulina a la cara. Hazle antes una demostración.

El ojo hacia el cual dirige el agujero es el dominante. Puedes probar además sujetando la cartulina con una sola mano, derecha o izquierda; los resultados deben ser los mismos.

· Con un folio u otro papel haz un catalejo. Juega con tu hijo a ver paisajes lejanos; explícale que para una mejor visión a través del catalejo es necesario cerrar un ojo. En la mayoría de los casos el ojo que mira es el dominante.

· Sigamos jugando. Al otro lado de la puerta se encuentran toda clase de tesoros; a través de la cerradura se puede ver su contenido. Si dispones de una puerta con cerradura de las que se puede ver a través de ella, pídele que lo haga. Sino, dibuja una cerradura en un papel, haz el agujero, fíjala en un sitio y deja que vea a través de ella mostrando así su ojo dominante.

Predominio del miembro inferior

· Haz una demostración a tu hijo de cómo se juega a la rayuela. Después le toca a él. Coloca el tejo procurando que no esté más cerca de uno u otro pie y cuidando e insistiendo en que se mantenga siempre sobre el mismo pie, pídele que juegue. Explícale que debe golpear el tejo con suavidad.

El pie elegido espontáneamente se considera como dominante, Puedes comprobar su agilidad con el otro pie y comparar.

· Sin utilizar las manos, pídele que se suba a un taburete o altura semejante. Elegirá el pie dominante para iniciar la subida.

· Si el espacio lo permite, haz que “patee” con fuerza una pelota u otro objeto. Si estamos en casa y el sitio es reducido, juega con la imaginación y pídele que simule potentes lanzamientos de balón con los que poder llegar lo más lejos posible. Anota la pierna elegida para el lanzamiento.

Estos ejercicios, por sí solos, no son suficientes para establecer de forma clara y rotunda una dominancia lateral; habría que completarlos con otras pruebas así como con un cuestionario sobre la lateralidad de las actividades habituales del niño.

Jugando en la red: Open Doors

El objetivo del juego es llevar el cuadrado blanco hasta la cruz.
Para lograrlo tendrás que abrir y cerrar multitud de puertas.

Los primeros niveles te resultarán fáciles, el resto… NO.